En las Recomendaciones del Consejo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, de julio de 2005, se lee:
"La educación financiera puede definirse como “el proceso por el que los consumidores/inversores mejoran su comprensión de los productos financieros, conceptos y riesgos y, a través de la información, la enseñanza y/o el asesoramiento objetivo, desarrollan las habilidades y confianza para adquirir mayor conciencia de los riesgos y las oportunidades de tomar decisiones informadas, saber dónde acudir para pedir ayuda y tomar cualquier acción eficaz para mejorar su bienestar financiero".
Partiendo de la definición de la OCDE que acabamos de citar, podemos decir que la educación financiera es el conocimiento responsable a la hora de gestionar los recursos financieros propios.
Este objetivo se puede alcanzar si se posee una cultura financiera que, por una parte, permita una eficaz gestión del dinero, y, por otra, nos sitúe en condiciones de tomar decisiones más informadas.