Los mercados financieros reflejan la complejidad y las contradicciones de nuestro tiempo, adaptándose a los retos y a los cambios –desde los más pequeños a los más extraordinarios– que ya están cambiando el futuro de la humanidad y del planeta. 

En el mundo de las inversiones estas grandes tendencias son conocidas como megatendencias o megatrends.

Descubrir y analizar estas grandes tendencias adquiere un papel crucial también en la elaboración de las previsiones en los mercados financieros. En este artículo dirigiremos la mirada hacia el futuro, más allá de las megatendencias para 2024: estas son las próximas grandes megatendencias en las que invertir.

Una de las grandes megatendencias en las inversiones financieras es sin duda la del desarrollo tecnológico.

Desde hace ya más de tres décadas la tecnología está jugando un papel cada vez más importante en nuestras vidas y el sector financiero está entre los más afectados por estas transformaciones tan profundas. 

Las numerosas innovaciones financieras producidas en los últimos diez años por las empresas fintech han provocado cambios radicales. 

La inteligencia artificial (IA), por ejemplo, está transformando el sector de los servicios financieros, mejorando el análisis del comportamiento de los clientes y personalizando los productos en función de sus necesidades. 

Esta tecnología está provocando una revolución en la atención al cliente y en el marketing. Baste pensar, por ejemplo, en la asistencia a los clientes a través de chatbots. 

Además, gracias a la inteligencia artificial se puede perfeccionar el análisis de los mercados y la gestión del riesgo, con la adopción de fórmulas y algoritmos especiales que permiten evitar los errores que comete el ser humano.

En el sector financiero tradicional, la innovación más disruptiva introducida por las empresas fintech ha sido blockchain, una tecnología que ofrece una mayor transparencia, seguridad y eficiencia en ámbitos como los pagos y los contratos inteligentes, revolucionando el trading y la gestión de activos.

Lo que afecta más profundamente a la industria de los seguros es insurtech, es decir la digitalización de este sector, que hace que los seguros sean más accesibles, mejorando al mismo tiempo la gestión de siniestros.

El aumento de la digitalización ha propiciado el nacimiento de otra importante megatrend del futuro, la ciberseguridad. 

El mundo está cada vez más conectado y el aumento exponencial de datos intercambiados a través de las redes ha provocado paralelamente el crecimiento de ciberamenazas, entre ellas virus, ataques ransomware o robos de identidad. 

El creciente desarrollo de la Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) y de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, ha hecho que la seguridad informática sea más compleja. 

Por eso no es de extrañar que tanto empresas como gobiernos estén realizando inversiones cada vez más cuantiosas en ciberseguridad, adoptando normativas aún más estrictas en materia de protección de datos. 

Por todo ello, la ciberseguridad experimentará una continua evolución en el futuro, con oportunidades crecientes para los inversores que quieran centrarse, precisamente, en la lucha continua entre amenazas y defensas.

Una de las megatendencias del futuro, que en realidad ya se ha afianzado de unos años a esta parte, es la de las finanzas sostenibles. 

La atención hacia la sostenibilidad está creciendo en el sector financiero, con un aumento de la demanda de inversiones y soluciones "verdes". 

Aumenta el número de los inversores atentos a los criterios ESG, es decir que se cercioran de que las empresas en las que invierten responden a determinados criterios sociales, ambientales y de gestión. 

De hecho, las finanzas sostenibles no son otra cosa que la aplicación del concepto de desarrollo sostenible a la actividad financiera. 

En otras palabras, el objetivo es identificar opciones de inversión que se basen no solo en el beneficio, sino que también sean útiles a la sociedad, sin poner en riesgo los recursos naturales y el medio ambiente en general.

Las finanzas sostenibles están inevitablemente conectadas con otra tendencia del mercado financiero como es la del cambio climático y la escasez de recursos. 

Las cuestiones climáticas se han convertido en un tema central en la política global, con un creciente interés de los inversores por las prácticas sostenibles. 

La lucha contra el calentamiento global, causado principalmente por actividades industriales y consumos energéticos, se concreta en acuerdos internacionales, como el de París de 2015, cuyo objetivo es mantener el aumento de las temperaturas globales por debajo de los 2°C. La Unión Europea con su Pacto Verde y EE. UU. con el IRA han programado importantes inversiones para reducir las emisiones de carbono y lograr la neutralidad carbónica para 2050.

La OCDE ha puesto de relieve una creciente carencia de recursos hídricos, con más del 40% de la población mundial viviendo en zonas donde el agua dulce es insuficiente. 

Está previsto que la demanda de este bien cada vez más preciado aumente un 55% en los próximos 30 años, provocando una grave crisis de acceso al agua y a los servicios sanitarios para 2050. También la demanda de energía está destinada a aumentar, impulsada por el aumento demográfico.

La megatendencia del cambio climático y de la escasez de recursos representa también una oportunidad de inversión, especialmente para las empresas que promueven una transición energética sostenible y un uso eficiente de los recursos. Identificar y apoyar a estas empresas puede ofrecer ventajas notables para los inversores preocupados por la sostenibilidad.

Una de las megatendencias globales más importantes del futuro tiene que ver con el cambio demográfico, vinculado no sólo al aumento, sino también al envejecimiento de la población. 

El crecimiento de la población mundial representa un gran reto, baste pensar que de los 2.500 millones de personas que había en 1950 se pasó a 7.000 millones en 2010, para acabar superando los 8.000 millones en 2022. 

Se prevé que en 2037 la Tierra estará habitada por 9.000 millones de personas y por 10.900 millones en 2100. 

Este cambio de cifras irá acompañado del fenómeno ya en curso del envejecimiento demográfico.

Según la ONU, la población de más de 65 años aumentará del 10% al 16% para 2050, superando al número de niños menores de 5 años e igualando al de los menores de 12 años. 

Este envejecimiento provocará cambios importantes en los estilos de vida y en las exigencias sociales, haciendo que los países mejoren la sostenibilidad de los sistemas de pensiones y se adapten a las nuevas exigencias sanitarias con sistemas de asistencia universal y a largo plazo.

Como consecuencia de todo esto, las mejores oportunidades se encontrarán en los sectores de la sanidad, las pensiones, los seguros y la industria farmacéutica, fundamentales para responder a las exigencias de una población global creciente y envejecida.

Del análisis aquí realizado, surgen algunas ideas interesantes, que sugieren lo importante que es la inversión en megatendencias, dadas sus numerosas ventajas. 

Las megatendencias trascienden el ciclo económico convencional, permitiendo a los inversores liberarse en parte del carácter cíclico del mercado, gracias a su naturaleza disruptiva, que avanza independientemente de las condiciones económicas actuales. Esta característica las hace especialmente atractivas para quienes se centran en inversiones a largo plazo en vez de en especulaciones a corto plazo.

Invertir en las megatendencias del futuro permite beneficiarse de la resiliencia de algunas de ellas ante las crisis, como quedó bien patente, por ejemplo, con la pandemia de 2020, que no solo dejó intactas algunas tendencias seculares sino que incluso las reforzó.

Invertir en megatendencias ofrece la ventaja de presentar un potencial de crecimiento enorme a largo plazo y una gran diversificación, que ya no se limita solo a criterios geográficos o sectoriales, sino que se extiende a inversiones transversales que reducen la volatilidad. 

Ahora bien, cuando se invierte en megatendencias, no faltan los riesgos, en primer lugar los vinculados a la volatilidad de los mercados y a la incertidumbre en las perspectivas de una tendencia determinada. También el timing -identificar el momento idóneo para invertir– es fundamental, si bien se trata de tendencias a largo plazo. 

Por último, existe el riesgo de liquidez, considerando que las inversiones en megatendencias, en algunos casos, podrían ser difíciles de vender o liquidar, por motivos de valoración o a causa de normativas que alteran el perfil de riesgo de determinados activos.

Las megatendencias: